la madre que da la vida, de Beatriz Aurora |
"La carretera era empinada.
Ningún camino fuera de Grace era fácil de escalar. Dos veces tuve que
pedirle a Viola que me dejara recobrar el aliento. Me llevé la mano al
pecho, jadeando con fuerza, un poco avergonzada de mi fragilidad, pero
también un poco satisfecha por esa prueba externa de lo que todavía era
una circunstancia interna. Estaba embarazada.
-Me
siento como si no tuviera energías. Cuando vuelvo de la escuela me
quedo dormida hasta que Loyd me despierta para cenar, y después me
vuelvo a meter en la cama.
Esa nueva relación con el sueño me resulta milagrosa.
-Oh, sí -dijo ella-. Todos tus esfuerzos van dirigidos al bebé. Desde el principio te das cuenta de quién es el que manda.
Esas
primeras semanas resultan fantásticas. Por fuera una parece la de
siempre, nadie puede adivinar al contemplarte que tu alma ha sufrido un
terremoto. Te han hecho pedazos, cautivada por una magia antigua e
incomprensible. Es lo único que nunca acabamos de aceptar: que somos
portadores de nuestro propio futuro.
Eso
mismo le había escrito a Hallie en las páginas de una vieja libreta de
papel de carta que nunca se perdería ni sería echada al correo. Esas
cartas se quedaban conmigo. Se lo había dicho: parece como si alguien se
hubiera mudado a mi cuerpo. Es asombroso. Descubres que no eres el
centro del universo, de repente todo está patas arriba, tienes la
capacidad de ser madre"
Los sueños de los animales. Barbara Kingsolver
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